(Según Enduroland MTB) de lo que nadie habla, pero muchos piensan.
Dentro de pocos meses cumpliremos dos años desde que pusimos en marcha nuestro proyecto, en este tiempo han pasado muchas cosas, buenas y malas, pero sobre todo muchas buenas. Entre ellas cabe destacar que hemos conocido a muchísima gente, gente genial, que nos ha animado a seguir con el proyecto y que nos a mostrado su modo de entender y disfrutar de esto que llamamos Enduro MTB. Porque sí, hay muchas maneras de entender este concepto, de hecho, creemos que aún aparecerán más maneras, porque esto es una especialidad muy joven y además lleva una velocidad de avance brutal.
Sabéis que desde el principio nos hemos caracterizado por estar trabajando el lado pedagógico del respeto a los caminos, naturaleza y al resto de usuarios, esto ha creado un filtro natural sobre el perfil de gente que nos visita; el tipo de rutas también a servido para este propósito. Y algunos os preguntaréis a que venía tanta señal, tanta norma, tanto cuidar los caminos, pues sinceramente: era miedo, miedo a que los ciclistas rompieran nuestros senderos, miedo a que medio ambiente no nos diera los permisos, miedo a la masificación, miedo a que prohibieran la circulación de bicis, miedo al conflicto con otros usuarios; todo esto creó un coctel de temor que nos hizo plantearnos el proyecto desde la visión más sostenible posible y cubriéndonos las espaldas ante un futuro incierto.
Seguro que alguien pensará que somos unos “patascagás”, pero cuando llevas dieciocho años cuidando y recuperando caminos de forma altruista y con ayuda de unos cuantos colegas, abrir la caja de Pandora no es fácil ni cómodo, una autorregulación copiando modelos que ya funcionaban en otros destino y la filosofía de IMBA que seguíamos desde hacía años nos pareció la mejor opción.
La segunda fase era hacer llegar ese mensaje a la gran mayoría de usuarios, y ahí están todos los post que hemos ido publicando en redes sociales y los que quedan por subir, esto tiene un beneficio a largo plazo no solo en nuestro destino, también sirve para crear una filosofía de respeto aplicable a cualquier lugar donde vayamos a circular con nuestras burras.
Como decíamos al principio, la evolución del MTB en los últimos años ha sido espectacular y tanto al usuario como a los destinos, nos cuesta adaptarnos a esos cambios.
Hace quince o veinte años aún se hacia DH en senderos tradicionales, la mejora tecnológica de las bicicletas y el consecuente aumento de las velocidades fueron desviando esa especialidad hacia destinos específicos: los bike parks. Allí se puede correr, saltar y hacer cosas impensables hace unos años sobre una bicicleta, además, al tratarse de lugares específicos para esta especialidad no hay conflicto con otros usuarios, y solo tienes que estar pendiente de quien te precede o antecede.
Pero claro, la tecnología de las bicicletas no ha parado y sin darnos cuenta ahora mismo tenemos bicicletas de enduro con mejores prestaciones que las viejas de descenso de hace quince años, además podemos subir de forma relativamente cómoda con ellas para descender, esto años atrás no era así, o subías bien y bajabas mal o viceversa, la búsqueda del santo grial (la máquina para todo) nos ha llevado a disponer de “pepinacos” con diferentes sistemas dependiendo de la marca, pero que nos permiten rular “a full” en todo tipo de terreno.
Consecuencias: ya puedes adquirir tu bici soñada con las características que tu quieras, puedes bajar a toda hostia por donde sea aunque no tengas técnica (ella se lo traga todo), vídeos en redes sociales incitando a que seas el más radical del bosque, derrapadas que levantan más tierra que una excavadora, competiciones de enduro que son mini DHs encubiertos, velocidades de vértigo en senderos de uso compartido, conflictos con otros usuarios de los senderos, competiciones virtuales mediante aplicaciones, aumento del volumen de ciclistas en los senderos, remontes en senderos tradicionales y de alta montaña.
Si, ya sabemos que algunos estáis pensando que somos unos putos talibanes, pero esperad, que no hemos acabado, aún hay más.
¿No estamos repitiendo la historia de hace años?, en este caso a peor, antes hacían descenso los más radicales y que tenían una muy buena técnica, los que no tenían lo segundo se metían una buena hostia y vendían la bici, ahora no, ahora hay mucha más gente corriendo mucho, y sus bicis, como dice mi amigo Pacolo: perdonan mucho. Si esta situación no se autorregula vamos directos a lo que actualmente sucede en Guadarrama o en lugares similares, y con esto no decimos que la culpa de lo que allí sucede sea solo de los ciclistas, pero hay una parte de responsabilidad que no podemos obviar.
Mirad, tanto en carreteras como calles u otros espacios de uso compartido, deben haber unas normas, si, ahora saldrán los de que el monte es de todos, pues no amigos, el monte no es de todos, cada parte tiene su propietario y por supuesto no puedes ir allí a hacer lo que te dé la gana y desahogarte de tus frustraciones, las normas son necesarias para la convivencia, porque la especie humana necesita de valores para evolucionar y hay una cosa llamada respeto, que algunos pierden en detrimento de la imagen de un colectivo en general.
Pero esto se titulaba “El Futuro del Enduro” y no hacemos mas que hablar de lo que pasaba y pasa ahora, bueno, había que ponerse en situación para entender lo que en nuestra opinión se nos viene encima.
Creemos que hay que diferenciar entre destinos gestionados (Zona Zero, Puro Pirineo, Morella Singletracks), y no gestionados (Guadarrama, Collserola, Gilet). En los primeros hay una organización que respalda, mantiene y promociona esas rutas, y eso actualmente está siendo valorado positivamente por los técnicos medioambientales correspondientes, sobre todo si hay una autorregulación que orienta al visitante, está claro que siempre aparecerá algún “espabilao” y se la saltará, pero eso también ocurre en las carreteras.
De lo cual deducimos que a falta de una regulación medioambiental que nadie desea desde “los de arriba”, mejor mostremos una cara amable y respetuosa, y gestionemos nuestras zonas con responsabilidad, así conseguiremos destinos responsables y nadie nos podrá poner un pero, si no es así llegarán las prohibiciones.
Con los remontes pensamos que pasará igual, se han puesto muy de moda y hay gente haciendo el agosto e incluso donde hay competencia férrea, pero también hay lugares donde esto se ha regulado de forma sostenible beneficiando a empresas locales rurales y regulando el acceso mediante pago de un canon, así se pueden mantener las pistas de acceso y los senderos. Hacer remontes nos lleva a un DH encubierto en espacios de uso compartido donde toda nuestra energía se focaliza en ir a saco hacia abajo, creemos que este tipo de prácticas se debería realizar solo en senderos concretos y que no tengan paso de senderistas u otros usuarios, no estamos inventando nada, se hace desde hace muchos años en otros países y no pasa nada. Os recomendamos la lectura (aunque está en inglés) de un articulo de la revista digital Singletracks.com titulado: “To shuttle or not to shuttle, that´s the question”.
Otro elemento más que ha venido para quedarse son las E-Bikes, ¿son el anticristo?, pues sinceramente, aquí es donde estamos más perdidos, pero está clarísimo que cada día se venden más y que los montes se están llenando de ellas y de algunos usuarios (no todos), que sin conocer normas de convivencia se suman a esa masa de bikers que crece día a día. En otros países ya se han puesto en marcha regulaciones e incluso prohibiciones para estas “bicis” en algunos senderos, estaremos atentos a como lo hacen por allí y a esas o no, consecuencias negativas.
Con las competiciones está pasando lo mismo, está claro que ayudan mucho a promocionar un destino, pero tiene la pega de que los usuarios van a estar luchando contra el cronómetro, y eso en espacios de uso compartido, no es bueno. El día de la competición todo está balizado y acotado, pero ¿que pasa con los días previos y los de después, donde la gente va a estar entrenando o picándose con los tiempos de los demás?. Pensamos que deberían hacerse en senderos específicos para la velocidad al igual que con los remontes, se está repitiendo la misma historia que sucedió con el DH, y al final llegarán los Bike parks de enduro, y sino al tiempo, lugares donde podremos ir a saco sin liarla parda.
Habrá destinos para correr sin interferencias, y otros para disfrutar del entorno y de rutas maravillosas sin prisas.
Pero, ¿qué nos ha llevado a repetir la historia?, pues muy sencillo: la oferta y la demanda.
Algunas marcas de bicicletas han sido compradas por multinacionales que les obligan a mantener el mercado vivo y a estar sacando novedades constantemente, cambios de diámetro de ruedas, recorridos de suspensiones más largos, menos rozamiento, menos peso…
¿Y nosotros?, pues nosotros siempre queremos más y por supuesto mejor, y ellos lo saben. Cuando comenzamos a rular por nuestras sendas en el año 2000, lo hacíamos con bicis rígidas y horquillas de 6 cm de recorrido con elastómeros, y bajábamos todos los tramos, eso sí, para hacer dos kilómetros de bajada tardábamos media hora o más porque había que parar a descansar, y por supuesto no corríamos ni la mitad que ahora, pero con la evolución tecnológica ahora podemos bajar en cinco minutos y sin parar, ¿evolución?.
Cuando te venden una bici no te dicen como te tienes que comportar con ella, y nos diréis que cuando compras un coche tampoco, ya, pero te has sacado un carnet para conducirlo.
Y sin querer estamos haciendo cosas sobre la bici que ni soñábamos, pero sobre todo vamos más deprisa, y eso no tiene porque ser malo, pero tenemos que aprender a gestionarlo igual que hacemos cuando vamos en un coche, nos va en ello el seguir circulando en el futuro por los senderos.
Entre todos: fabricantes, vendedores, gestores de centros, IMBA, usuarios, debemos dibujar un futuro sostenible para todos en el que podamos seguir disfrutando de nuestros senderos, si seguimos esperando a que lo haga otro, será un fracaso.
Practica el respeto, comparte los senderos.