Uno de los mantras que repetimos constantemente las personas que mantenemos senderos, es el de la importancia del mantenimiento continuo de los senderos y el de la falta de financiación pública para ello. Esta reivindicación se hace extensible o más bien se contagia de forma inmediata a los usuarios de los senderos, que también se unen a pedir que hay que invertir en mantener y recuperar senderos.
Al final, somos como una tribu que legítimamente quiere que “lo suyo” sea tenido en cuenta por las administraciones, y porque “tenemos derecho” a ello.
Aunque en nuestro caso, nuestro hábitat natural es el entorno rural, a veces (no mucho) bajamos a la “civilización” a proveernos de suministros y a relacionarnos con gente o familiares en un entorno muy distinto al nuestro, o quizás no tan distinto.
Cuando miramos a nuestro alrededor y si lo hacemos con un poco de detalle, podemos ver cosas que quizás ya se han naturalizado y que realmente no deberíamos incluir en esta categoría: La Normalización de Cosas que están Mal.
¿Es normal que un parque infantil de un ciudad esté lleno de basura?, ¿o el zócalo de un árbol?, ¿que haya carreteras con agujeros, cunetas llenas de basura y arrastres de piedras y tierra?, ¿entradas a hospitales con el suelo lleno de miles de colillas?.
¿Quien tiene la culpa de todo esto?
En nuestra humilde opinión, hay dos factores determinantes, por un lado la falta de educación y respeto por nuestro entorno de algunas personas, y por otro la falta de mentalidad política para mantener en el tiempo las cosas que se inauguran con un mínimo de dignidad.
Y nos diréis, que, qué tiene que ver todo esto con los senderos, pues creemos que mucho, es muy difícil que quien no cuida de su entorno más cercano tenga la más mínima preocupación por cuidar de lo que le es ajeno o visita puntualmente, y también es muy difícil que quien no se preocupa de mantener las infraestructuras básicas de la ciudadanía, pueda entender que unos pueblerinos y unos flipados de las bicis, quieran que les financien los trabajos de recuperación y mantenimiento de unos senderos abandonados a su suerte en rincones perdidos de montañas remotas. Porque eso, es algo que además no vende, ni compra o intenta comprar votos, si tengo las carreteras y las calles hechas un asco, ¿cómo me voy a gastar el dinero en los senderos?.
Enduroland MTB se creó copiando y adaptando modelos de gestión y de filosofía de otros destinos gestionados de otros países donde estos “métodos” se habían aplicado con éxito, la cuestión era intentar coger lo mejor de cada sitio y aplicarlo en nuestro destino, y, sinceramente, todo ha funcionado mejor de lo que habíamos imaginado.
En general, pensamos que establecer paralelismos, nos permite medirnos con que se hace en otros destinos, cómo se han resuelto algunas cuestiones, e intentar acoplar esas soluciones adaptándolas a nuestros senderos.
Si habéis viajado un poco por la Europa del Oeste y del norte, habréis visto que las ciudades y las carreteras de nuestros “vecinos” se encuentran en un estado de mantenimiento muy superior al de nuestro país y que además, el comportamiento de la gente con su entorno es mucho más respetuoso que en nuestro país, si esto lo hacemos extensible al estado y mantenimiento de sus senderos, sucede lo mismo, como bien dicen los especialistas en estas materias, estamos aún lejos de poder compararnos con ellos.
Así pues, y a nuestro humilde entender, que evolucionemos con el tema de los senderos no es tan sólo una cuestión de un tema concreto, es una cuestión de mentalidad y de querer evolucionar hacia modelos que en general nos beneficien a todos, y eso no es sólo una cuestión de la administración, sino que la población en general también debe querer evolucionar con una mentalidad más solidaria y de respeto con su entorno, y que se vea identificada con lo que en otros países funciona de forma natural. Y en este segundo punto, nosotros recibimos y percibimos cada día el aliento de todos nuestros visitantes y de gente que nos apoya desde lugares muy remotos.
En nuestro país tenemos un entorno y un clima que otros países no tienen, donde el MTB en senderos podría ser un motor económico y social con un importante peso en las zonas rurales, pero se necesita un cambio de paradigma, querer evolucionar, quitarnos los complejos y apostar por un futuro mejor, y estamos en el momento de crear los cimientos o sembrar las semillas para que eso sea posible.
En nuestro país tenemos miles de kilómetros de senderos recuperados y mantenidos por organizaciones de todo tipo que trabajan con presupuestos ridículos y en mucho casos con gente que lo hace de forma altruista. Nosotros siempre hemos apostado por la profesionalización, pero es cierto que para que Enduroland MTB funcione, seguimos haciendo trabajos de forma voluntaria, básicamente porque el presupuesto no nos llega y tenemos gente que nos ayuda.
Entender los senderos como un modelo de desarrollo rural, creación de empleo, y de una oportunidad de futuro para zonas rurales deprimidas, es una realidad, y ahora “solo” faltan los ingresos económicos necesarios para que se cumpla plenamente.
A lo mejor todo esto es tan solo la paja mental de un domingo por la tarde de un tío con “senderitis”, o a lo mejor no, el tiempo lo dirá. Pero si en otros países de Europeos funciona, seguro que aquí también podemos conseguirlo.